Te presentamos nuestra guía básica para iniciarte en uno de los elementos más mainstream de web 3
NFTs. Un acrónimo (Non Fungible Tokens) para designar uno de los mayores fenómenos tecnológicos y sociales de la última década, que en los últimos meses ha pasado de estar reducido a círculos muy específicos a convertirse en un tema de conversación totalmente mainstream. Como prueba de ello, Collins la ha elegido como palabra del año, por encima de otras como “crypto”, “cheugy” o “neopronombre”.
Todo el mundo habla ya de ellos; nadie (ni marcas ni usuarios) quieren llegar tarde y perderse una fiesta que promete ser apasionante. Para las grandes marcas, se presenta como una nueva fuente de ingresos cuyos límites están aún por descubrir; para los usuarios, los NFTs son una irresistible mezcla de actualidad, interacción y arte totalmente adaptable a la personalidad de cada uno.
Creemos que, tras haber leído cientos (literal) de artículos y haber puesto en marcha nuestros primeros proyectos de marketing en web3, podemos explicarte de qué va todo esto. Para ello, empezaremos por el principio:
¿Qué es un NFT?
Las palabras “Token No Fungible” quizá te dejen como estabas o, como mínimo, algo frío. Por eso, lo primero será aclarar a qué nos referimos cuando usamos el término “no fungible” en el entorno cripto: llamamos así a cualquier elemento único, que no puede ser reemplazado por otro igual. Así de sencillo.
Para entenderlo mejor, pongamos dos ejemplos concretos. Un bitcoin (o unas zapatillas Nike Air Max azules en talla 42) son fungibles, ya que puedes intercambiarlos por otro igual y quedarte con lo mismo que tenías. “El Grito” de Munch, como cualquier obra de arte, es un ejemplo de elemento no fungible, ya que solo hay uno en el mundo. Se podrán hacer cientos de miles de reproducciones, pero no dejarán de ser copias. Mejores o peores, pero simples reproducciones de una pieza única.
Pero no te quedes solamente con este ejemplo, ya que no sirve para hacerte la composición de lugar correcta. En la práctica, la realidad es que en el universo NFT hay pocos “Gritos” o “Giocondas” y muchas cartas coleccionables. El mismo elemento, repetido cientos de veces, pero con distintos números de serie que permitan vender cada uno como algo único, cuando solamente lo es entre comillas. Porque los NFTS son, ante todo, una gallina de los huevos de oro de la que todo el mundo aspira a sacar tajada.
Entonces, ¿los NFTS son piezas de arte digital?
Algunos sí, pero muchos otros no. Los NFTS relacionados con el arte digital (junto con algún tweet especialmente famoso, como el primero de Jack Dorsey, vendido por casi 3 millones de euros) son los que más han contribuido a popularizarlos, pero son solamente las aplicaciones que más ruido han generado hasta ahora.
Los NFTS son, en esencia, certificados de titularidad sobre piezas de contenido digital no fungibles. En teoría, cualquier elemento digital puede ser un NFT: memes, tweets, canciones, vídeos, GIFs, dominios… Para “acuñarlos”, es necesario crear un archivo en blockchain que contenga la ID del propietario, metadatos enriquecidos, links de seguridad y toda la información necesaria para el contrato inteligente. Esto es lo que hace posible que cada NFT sea único e irremplazable.
¿Necesito bitcoins para comprar NFTS?
No, y la respuesta te sorprenderá. La inmensa mayoría de la gente entiende los NFTS como la parte más fácilmente consumible de todo ese nuevo tinglado que se está montando en torno al metaverso y los asocia inmediatamente a Bitcoin. Sin embargo, casi la totalidad de los NFTS se alojan en Ethereum, el principal competidor de Bitcoin. Esto hace que, para adquirir un NFT, antes debamos comprar un Ether y, a partir de ahí, buscar la pieza que queramos entre miles de plataformas que funcionan como market places. En caso de no disponer de Ethers, los compradores pueden hacerlo de manera muy sencilla a través de plataformas como Binance o WazirX, que funcionan como cualquier casa de cambio al uso.
¿Qué tienen de especial los NFT?
Muchos (incluídos nosotros mismos) nos hacemos cada día la misma pregunta: ¿por qué pagar por un NFT cuando me lo puedo descargar muy fácilmente y gratis? Todos los elementos digitales pueden ser replicados una y otra vez, y piezas de arte como los NFTs no son diferentes en este sentido.
La respuesta a la pregunta del millón, de difícil comprensión para la mayoría de nuestros padres, es muy sencilla. Los NFTs están diseñados para otorgar a sus compradores algo que nadie puede copiar: la propiedad de la pieza… aunque esto no impida que el artista mantenga su copyright y derechos de reproducción y, sobre todo, que sigan circulando libremente por internet.
¿Dónde puedo comprar y vender NFTS?
En un montón de plataformas. Hoy en día, existen miles de market places de compraventa de NFTS. Muchos son genéricos, pero también los hay especializados en un tipo de token muy concreto. Algunos de los market places más conocidos son Opensea, Mintable o Rarible, aunque resulta casi imposible citar solamente 3 de ellos. La oferta de NFTS crece exponencialmente día tras día.
VALE. PERO ENTONCES, ¿DE QUÉ ME VALE COMPRAR Y TENER LA PROPIEDAD DE ALGO QUE CUALQUIERA PUEDE DISFRUTAR?
La idea de ser poseedor de piezas únicas, que nadie más en el mundo puede tener, y coleccionarlas sirve por sí sola para explicar de manera sencilla el éxito de los NTFS a nivel usuario. Dentro de los coleccionistas, hay quienes ven los NFTS como unas cartas Pokemon digitales, que no van más allá del placer de coleccionar “cromos”, pero también otros (generalmente de mayor poder adquisitivo), que creen que representan el futuro más inmediato del coleccionismo de arte. Su idea es que, en unos años, las grandes colecciones privadas sean eminentemente digitales.
Sin embargo, la gran motivación detrás de esta nueva industria es, como no podía ser de otra manera, económica. Para los coleccionistas con una visión más pragmática, un NFT no es más que un activo especulativo, que se compra con la esperanza de poder venderlo dentro de un tiempo por un importe superior al inicial. Así, en poco tiempo se desarrollado un nuevo tipo de inversores que, en vez de especializarse en bolsa o sector inmobiliario, destina sus recursos a identificar los proyectos de NFT con mayor potencial.
En 2021, todavía dando sus primeros pasos, los NFTS han movido más de 36.000 millones de euros (Chainalysis, enero de 2022), no muy lejos del valor que tuvo el mercado mundial de arte durante los últimos 12 meses. Este dato, teniendo en cuenta que en 2020 esta cifra apenas alcanzó los 1.000 millones de dólares, habla por sí solo y da sentido al hype en torno a los tokens no fungibles. Los NFTS, perdonadnos la expresión, lo están petando.
¿es un negocio lucrativo?
Por supuesto, y mucho. Pero no te imagines que te vas a hacer millonario vendiendo con un NFT de tu primera foto en Instagram, porque probablemente solo la compraría un amigo que te tiene mucho cariño. Como en cualquier mercado de arte, el valor de un token depende exclusivamente de la ley de la oferta y la demanda, de la reputación de su creador y de un componente conocido como rarity: ¿cómo de poco común es?. Cuanto más difícil de conseguir es un NFT, más vale.
El proceso es como una bola de nieve, en la que los creadores sacan tajada cada vez que su pieza cambia de propietario. Cuando un usuario compra un NFT en un marketplace, lo que se conoce como transacción primaria, la plataforma se queda con un porcentaje (que oscila entre el 3% y el 15%) y el resto de los beneficios son para el creador. A partir de ahí, si el propietario decide venderlo a un nuevo comprador, en una transacción secundaria, se quedará solamente con un 90% de la venta, ya que el 10% restante irá a parar al creador. Y así sucesivamente, en un ciclo sin fin, en el que tanto el valor como las comisiones que reciben los creadores son cada vez más grandes.
¿DÓNDE ESTÁ LA LETRA PEQUEÑA?
Como no podía ser de otra manera, no es oro todo lo que reluce en el universo NFT. Un negocio fácil y extremadamente lucrativo como este comienza a experimentar un fenómeno similar a lo que sucede en la minería de datos: su concentración cada vez es mayor. El 80% del valor del mercado está en manos del 9% de los inversores, sin que todavía hayan recibido un retorno de la inversión, lo que ha conformado un lobby de poder que reduce el protagonismo de los inversores a pie de calle. De seguir así, los NFTS corren el riesgo de convertirse, como pronostican ya muchos expertos, en un entretenimiento más para multimillonarios.
Por otro lado, cada vez son más las noticias relacionadas con fraude, estafas y misteriosas fluctuaciones en las valoraciones. Según Financial Times, se calcula que más de 2 millones de dólares relacionados con CryptoPunk y BoredApe (dos de los NFTS más populares) durante el pasado mes de diciembre responden a actividades sospechosas. Entre las prácticas irregulares, destaca el wash trading, un procedimiento en el que un mismo comerciante hace de vendedor y comprador simultáneamente, con el objetivo de inflar el valor de un activo de manera artificial.
Estas son solo algunas de los cientos de preguntas que nos hemos hecho recientemente sobre NFTS. Hay muchas más, pero creemos que son suficientes como punto de partida y para despertar tu curiosidad (o al menos, eso esperamos) sobre un fenómeno que nos apasiona. Una combinación irresistible, artística, económica y socialmente, que ha llegado para quedarse. En los próximos posts te contaremos más cosas sobre NFTS y sus infinitas posibilidades aplicadas a negocio digital.